Rihanna estaba muy feliz caminando por las calles de Nueva York cuando de pronto se le apareció una puerta en el camino.
La pobre cantante recibió un portazo en la cara cuando iba a la salida de un bar y lo peor es que ninguno de sus guardaespaldas tuvo la atención de detenerle la puerta, informó el sitio El Universal.
Tras el golpe, Rihanna gritó de forma sarcástica “gracias” y subió a su lujosa camioneta negra.
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